El costo de no evolucionar

En varias ocasiones, he escuchado que el tiempo en Internet corre más rápido, pero no es así, el hecho es que en estos tiempos la dinámica se ha vuelto más intensa de forma general, con usuarios que exigen más calidad y menor margen de error, además de un servicio al cliente 24/7 y omnicanal.

Algo que mi experiencia me ha permitido ver es un fenómeno que he llamado “empresas de acción retardada”, ya que no se percatan de las amenazas de no cambiar a tiempo, y cuando se dan cuenta ya es demasiado tarde.

Lo peor es que he vivido en carne propia la muerte de empresas que he tratado de asesorar y que mostraron una posición altanera ante mis advertencias, y luego me toca ver la forma en la que sus operaciones van disminuyendo hasta cerrar por completo.

 Ya no quiero repetir la historia de fracaso de Kodak por falta de tomar las decisiones correctas en el momento justo, ni tampoco quiero hablar del trillado caso de Netflix y cómo destronó a Blockbuster, esas historias las hemos escuchado muchas veces, lo que quiero es hablar de empresas comunes y corrientes, que toman malas decisiones y desaparecen sin quedar en los libros como estos casos de película.

La evolución de los negocios 

En su libro El desafío de Darwin, Geoffrey A. Moore establece una analogía entre los negocios y la evolución de los organismos, diciendo que solo sobreviven aquellos que han sabido adaptarse a su entorno. En este sentido, el autor expresa que  “es importante identificar en qué punto del ciclo de vida se halla nuestra categoría antes de establecer una estrategia de innovación”. Los tomadores de decisiones deben entender esto para proponer la forma e inversión correctas en el momento preciso.

Me gusta pensar en el hecho de que las empresas deben parecer especies endémicas, que entienden su entorno, se adaptan y desarrollan habilidades para aprovechar su hábitat, como es el caso del primer y reciente unicornio latinoamericano “Rappi” que levantó un capital gigantesco. Ellos explican que su éxito se debe a que entendieron muy bien su entorno y brindaron una solución adaptada. Esto es evolución empresarial.

En resumen, si queremos que nuestra empresa no solo sobreviva, sino que crezca, debemos tener una posición de aprendizaje continuo, escucha, anuencia al cambio, alerta y principalmente de evolución. Debemos entender bien cuál es nuestro rol en el ecosistema empresarial, y tomar decisiones valientes de forma ágil, por el bien de toda la organización que confía en que su tomador de decisiones asegurará su futuro.